domingo, 21 de junio de 2009

PRINCE CHARMING

Todos los cuentos tienen un príncipe azul. Todos sabemos que el príncipe azul destiñe. Todos los colores en general destiñen. Es por eso que la ropa se lava separada. Habría que usar esa metodología en la vida en general. Separar absolutamente todo. Esa es la cagada de las mujeres, que no separamos nada. Analizamos todo, cada mísera palabra, y nos quedamos hablando hasta las dos de la mañana sabiendo que al otro día nos tenemos que levantar temprano para estudiar. ¿Por qué esa necesidad de exteriorizar todo que tenemos? ¿Será que así nos sentimos liberadas? Tal vez la respuesta sea que después de estar más de doce horas pensando en función de tasas de interés cualquier tema sea más interesante. Tenemos la necesidad de decirnos todo lo que pensamos, sea bueno, malo o incierto para nuestra amiga. Me han dicho cosas inciertas para mi este fin de semana que no se de dónde salieron pero las vieron muchas personas. Que raro. ¿Será que realmente hay una soul mate para cada persona o será que hay mucho soul mates, y justo uno se los encuentra todos juntos? A veces pasa que una se cansa de un príncipe, muestra la hilacha... los príncipes muestran la hilacha bastante a menudo.
Necesitaba filosofar sobre algo. Un fin de semana sin Darío es muy duro de sobrellevar para mi. ¿Quién sino me regala marrocs sin motivo? Y después me dice cuanto le salieron... Los intelectuales tenemos charlas que no son intelectuales en nada. Estoy cansada. El agua se borovichiza. Dejé solo a mi amigo, aunque él me diga que no tengo que sentir culpa y yo le digo que no tiene que ser tan racional. Si sigo soltera a los cuarenta me caso con él.